Corre. Corre porque el tiempo apremia. Pero para también. Para porque los detalles cuentan.
Camina hacia delante, y desvíate a veces. Vuelve al pasado y visualiza el futuro, destacando el presente.
Se pequeño, sin dejar de ser grande. Brilla cuando la oscuridad te agobie, y abre los ojos para asustar a las pesadillas. Sueña más allá del infinito, y créetelo.
Vete muy lejos, y vuelve muy cerca. Traspasa las fronteras de lo nuevo, y de lo viejo también. Todo o nada jamás han sido buenos y, sin embargo, tampoco a medias.
Ríe, llora, ama, o, al menos, siente.
Lo único seguro es que estás vivo, y que lo inevitable es el final. Por eso, vive.
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Alicia Mendez
10 enero, 2017 a las 9:46 pm
Hermoso y tan sabio.