El cielo nunca se atrasa
dónde aprendió a verse con tantos rayos de luna deshabitada,
es posible que siga de esa manera, sin saber cómo alejarse,
quizás un incidente en un solo hoy entre tantos meses y años.
es posible que sea una piedra en el zapato que atenta
contra el dedo gordo del pie derecho o el frío del invierno
que agrede los dedos dejándolos congelados.
una vez más, el día está gris, pero no hay tormenta.
El agua aún es espejo, hoy trae piedras de río con cara de dulce.
Si las prueba el cuerpo se desinfla, las agujas mueren.
sólo usted mueve la alegría a la tristeza,
elige ropa vieja para vestirse como si fuera a un entierro,
coloca un error al aire como un árbol que luce en la montaña,
no sabiendo que para nadie es un distante.
Sienta, el vacío muere cuando queda abarrotado
con miles de fragmentos de caricias.
Es desde su médula que sale algo, algo.
dónde aprendió a verse con tantos rayos de luna deshabitada.
Bastó su nombre, limpio el recuerdo escondido debajo de la cama.
La profecía del madero se cumple:
El cielo, cuando se lo espera, nunca llega atrasado.
Alicia Mendez
25 octubre, 2016 a las 3:11 am
El poema «El cielo nunca se atrasa»es hermoso,muestra que cuando menos lo esperamos llega una mano que nos acoge y nos levanta. Felicitaciones.
Eduardo Escalante Gomez
7 noviembre, 2016 a las 11:52 pm
El II concurso: ¿es solamente para miembros de vuestra universidad?
Gracias
Saludos cordiales