Qué hago yo con mis manos frías,
con esta hora tan llena de ausencia,
con la noche cargando a cuestas.
Tu cuerpo, ahora, me parece extraño,
y como el tiempo a las rocas
me voy escurriendo en tu memoria.
Dime qué hago yo en estas calles desiertas,
con las manos en los bolsillos, con la frente marchita,
pateando este corazón tan lleno de sobras.
Tendría que acostumbrarme a este orden de cosas,
dejarme ir con el viento como lo hacen las hojas,
decirle a mis dedos mentiras,
cerrar los ojos y correr, correr…
Total, al final, tu también estas sola.
Compartir esto