Podría ser más fácil.
Podríamos atravesar la interestatal 95
en un Rols Royce Phantom.
Cantar una y otra vez
con Abba o Enrrique y Ana.
Rebobinar en la vida igual que hacíamos con las cintas de casette.
Vivir una fiesta en los 80.
Dejarnos llevar por las emociones
y sensaciones que provoca Flasdance.
O decirle a Rose que Jake
también cabía en la dichosa tabla.
Podríamos alargar los momentos
que nos colman de alegría.
Llenarnos de purpurina en una noche estrellada.
Sentir que todo tiene sentido,
cuando puedes respirar tranquilo.
Decirnos una y otra vez lo mucho que nos queremos.
Emocionarnos y llorar porque sí,
porque lo necesitamos o porque nos da la gana.
Ser nosotros mismos,
sin importar lo que opinen los demás.
Volvernos locos de alegría.
Creer en las personas,
en nosotros y en la vida.
Podríamos dejarnos el alma
en cada instante que da sentido a todo.
Equivocarnos,
rectificar,
comenzar
y volver a confiar de nuevo.
Dar un paso al frente,
con la valentía de aquel que siempre permanece
en primera linea de batalla.
Tumbarnos en la cama
con la sonrisa puesta.
Cargar con todo el brillo en la mirada.
Arrancar de cuajo lo que nos destroza.
Querer un poquito más y mejor.
Retomar las riendas de nuestra vida,
volver a ser los protagonistas de ella.
Podríamos cuidarnos.
querernos,
valorarnos,
ser buenos con nosotros mismos.
Podríamos dejar de echar la vista atrás para empezar a mirar de frente, hacia adelante.
Ayúdate,
acéptate,
cuídate y aunque sé que tienes miedo a sufrir…
No te apagues,
no te pierdas,
nunca te alejes de ti .
Mereces ser feliz.
¿Sabes?
Podríamos estar a tiempo de todo.
Ahí está la magia, el truco de la vida.
Piénsalo.